Bajamos de los caballos, dimos algunos pasos y ahí estaba la nieve y frente a nosotros, el Valle de las Lagrimas, ese que tantas veces vi en las películas, en los documentales, me di cuenta que si existe y que por fin estaba ahí, contemplando el lugar con todos los respetos.
Las palabras de quienes ya vivieron la experiencia son nuestro mejor reflejo.
Ellos sintieron la emoción, la superación y la conexión con la naturaleza que define a Latitud Aventura.
